lunes, 28 de julio de 2008

La última parábola del niño predicador

Hace algunas semanas, el diario El País, de Madrid, publicó en su suplemento Babelia un especial sobre las crónicas periodísticas latinoamericanas. Allí, Daniel Titinger, director editorial de la revista peruana Etiqueta Negra, publicó un magnifico reportaje sobre aquel joven predicador que conoció el mundo a través de youtube.

Decían que el niño no era humano. Entonces él tenía seis años, una Biblia gruesa en las manos pequeñitas, un traje oscuro que le quedaba enorme, y decía en plazas públicas, al norte del Perú: Cristo viene y qué cuenta le vas a dar al Señor. O se arrodillaba en púlpitos de iglesias evangélicas, levantaba ambos brazos para luego sacudirse al ritmo frenético de su propia voz impostada, grave y gutural. A veces daba miedo: nunca se había visto algo igual. Había gente que lo tocaba sólo para cerciorarse de que fuera un niño, y su madre dice ahora, ocho años después, en la sala de su casa: "Hay gente que ignora el poder de Dios". Ya ha pasado mucho tiempo desde esos días, pero una vez, recuerda ella, hasta dijeron que Nezareth Casti Rey era un niño que había regresado de entre los muertos.
Lo interesante de estos casos, como diría mi amigo José María Perceval, es la multiplicidad de videos que surgen de estos casos, montandose en la imagen (el caso del niño aleman loco o la del niñato valenciano, son geniales).

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