domingo, 31 de agosto de 2008

Dema

Muchas veces me equivoco
Y otras también
Las veces que me he ido
fue con ganas de volver

Me he sentido solo
con una mujer
Y me he sentido acompañado
con mi sombra en la pared

Vuelo como un poeta, mentira
sólo floto y vuelvo a caer
simplemente me di cuenta
que lo que hoy cuesta
mañana es oferta de almacen

El Mito - Dema y su orquesta petitera

sábado, 30 de agosto de 2008

Bombita Rodríguez, Luche y Vuelve!!!

No me gusta escribir en primera persona, aunque sea un blog. Quizá porque no me quiero parecer a algunos periodistas egocentricos, que creen que su entrevistado existe sólo porque él lo fue a ver. No conozco a García Marquez y considero casi imposible verlo alguna vez, pero si lo hago, mi relato será en la más absoluta tercera persona, yo no existo al lado de él.
Hecha la aclaración, voy a escribir en primera persona, mal y rapido porque me quiero ir a dormir. La cuestión es que hoy fui a las fiestas de Sants (como habia ido anteriormente a las de Gracia, prometo despues el relato) y me encontré con dos fiestas: la oficial y la de los anticapitalistas. No me gusta ser alternativista, pero fui primero a la antisistema, porque la figura de los mossos de esquadra en los alrededores le daba un aire de más intersante. No me equivoque. No es que fuera gran cosa, sino más bien por oposición: cuando estaba de regreso luego de putear, gritar y hacer un poco de pogo, pase por la oficial y me encontre con un cantante imbecil que le hacía a un homenaje a Palito Ortega. En España, se puso de moda porque un infrahumano de Operación Triunfo empezó a cantar sus canciones. La cuestión es que así como en los 70' mientras desaparecían 30 mil argentinos, se cantaba "tengo el corazon contento, el corazon contento lleno de alegría", hoy tuve que ver la misma escena en una calle de Sants, un barrio cercano a casa de Barcelona. Por eso, hoy más que nunca: VIVA BOMBITA RODRÍGUEZ, el Palito Ortega Montonero, exiliado en Cuba. LUCHE Y VUELVE ES LA CONSIGNA PARA LA LIBERACIÓN

¿Dónde va a parar tu monitor?


A Ghana llegan por barco contenedores llenos de ordenadores, monitores y televisores usados, a menudo estropeados, de marcas como Philips, Sony, Microsoft, Nokia, Dell, Canon y Siemens, procedentes, entre otros, de países europeos, etiquetados de forma fraudulenta como “bienes de segunda mano”. La mayoría de la carga que llevan los contenedores acaba en desguaces de este país, donde serán apisonados y quemados por trabajadores, que frecuentemente son niños, utilizando, en ocasiones, sus manos sin ningún tipo de protección. Ésta práctica no sólo contamina el medio ambiente sino que, además, expone a los trabajadores a partículas de polvo y humos potencialmente tóxicos. Este “reciclaje” básico se realiza en busca de las partes metálicas, principalmente aluminio y cobre, que se vende, aproximadamente a dos euros cada cinco kilos.

Un grupo de investigadores de Greenpeace, entre los que se encontraba un científico, visitaron dos plantas de reciclaje de residuos electrónicos en Ghana. Una de ellas se encontraba en el mercado de Agbogbloshie, en Accra, el centro neurálgico del reciclaje de este tipo de residuos en Ghana, y otra en la ciudad de Korforidua. Las muestras se recogieron en lugares donde tienen lugar las quemas a cielo abierto de los residuos electrónicos, así como en una pequeña laguna, en Agbogbloshie.

Algunas de las muestras contienen metales tóxicos, entre los que se ha detectado plomo en cantidades 100 veces superiores a las muestras de suelos y sedimentos no contaminados. También se ha encontrado que en la mayoría de las muestras aparecen otras sustancias químicas como los ftalatos, grupo de sustancias conocidas por alterar la reproducción sexual. Además, una de las muestras analizadas contiene altos niveles de dioxinas cloradas, cuya consecuencia más importante en el cuerpo humano es la capacidad de provocar cáncer.

martes, 26 de agosto de 2008

(In) Feliz Día del Niño

La asunción del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, horas antes de que en ese país latinoamericano se celebre el Día del Niño es una clara señal de qué es lo que no debe volver a suceder entre pueblos de la región. El 16 de agosto de 1869, las tropas argentinas y brasileñas a cargos de los generales Emilio Mitre (sí, familiar mío) y José Antonio da Silva Guimaraes avanzaron sobre terreno guaraní para enfrentarse contra sus pares paraguayos en lo que se llamo el Combate de Acosta Ñu. Ese día, 3.500 chicos paraguayos se disfrazaron de adultos, se pintaron los bigotes para demostrar bravura, y enfrentaron a las tropas argentinas y brasileñas, compuestas por más de 20.000 hombres.

Más allá del hecho puntual, que demuestra la valentía de unos y la cobardía de otros, lo cierto es que la Guerra de la Triple Alianza es considerada por muchos historiadores como un enfrentamiento de características similares a la Guerra Civil de Estados Unidos: un bando industrialista y otro agrícola. Al norte del gran continente americano ganaron los industrialistas y al sur los agrícolas, que bajo la bandera del libre comercio masacraron a la población en edad de trabajar de un país que había empezado a desarrollar su industria. Los ejercitos latinoamericanos mataron en la Guerra de la Triple Alianza al 75.75 por ciento de la población: sólo quedaron vivos 14 mil hombres y 180 mil mujeres.

La industrialización del Paraguay, que fuera el único país en fomentar desde entonces industria energética y siderurgia nacionales (al punto de establecer ferrocarriles y viales íntegramente producidos por el país), no estaban en consonancia con la política británica (y posteriormente de los Estados Unidos) de restringir a los países latinoamericanos a la producción de materias primas y la importación de productos industriales elaborados en esas naciones ya desarrolladas. La industrialización y el proteccionismo económico-comercial del Paraguay significaban el nacimiento de una probable potencia económica y el arrastre de otras naciones a políticas nacionalistas y patrióticas que podían llevar a una verdadera independencia económica de América Latina y terminar con el dominio británico sobre su economía y política.

En la Argentina de aquel entonces hubo numerosas oposiciones a la Guerra de la Triple Alianza, que fueron acalladas todas ellas. Las consecuencias del triunfo del sector que pugnaba por el libre comercio para fomentar la exportación de materias primas frente a aquel que proponía el desarrollo del mercado interno para lograr la industrialización de la región se puede vislumbrar, por ejemplo, en el conflicto que recientemente enfrentó al campo argentino con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

La misma Presidenta dijo en un sonado discurso que la Triple Alianza fue una “Triple Traición a los intereses de Latinoamérica frente a los imperialismos”. Con la asunción de Lugo, para que las palabras de Fernández de Kirchner no sean sólo palabras, se debe replantear la política de los dos socios mayoritarios del MERCOSUR, Argentina y Brasil, con respecto a los intereses de Uruguay y Paraguay, cuya sociedad civil ve la integración como una nueva forma de avallasamiento (tal se demostró en la Cumbre de Jefes de Estado y en la Cumbre de los Pueblos, a mediadios de 2007).

Unos 120.000 niños menores de cinco años murieron de hambre los últimos diez años en América Latina y el Caribe, pese a que la región produjo un tercio más de los alimentos que necesitó, según cifras oficiales de los gobiernos. Si esta situación no cambia, nunca llegará el momento en que todos los países latinoamericanos podamos festejar el Día del Niño el mismo día, el día en que se termine la desnutrición infantil.


Acosta Ñu

Allá en mi tierra bordeando el monte
se extiende el campo de Acosta Ñu
llano florido que en su silencio
recuerda aquella guerra guasu.

Cruzan sus valles viejas trincheras
llenas de gloria tradicional
como el setenta se alzan las sombras
de aquellos bravos del Paraguay.

Yo quisiera cantarte tu heroico pasado
la gran epopeya de un pueblo viril
pedacito de tierra color de esperanza
reliquia de gloria y honor guaraní.

Jukyry va surcando tu valle dormido
fue el mudo testigo de tu kurusu
y en cien luchas tenaces, su cruel resistencia
pusieron los héroes de tu Acosta Ñu.

Pechos de acero y corazones
escalonaron py´a guasu
y hasta los niños de sangre joven
dieron en aras de Acosta Ñu.

Niños, ancianos, todos cayeron
al juramento de “antes morir”
solo una cosa quedó en su puesto
la raza heroica del guaraní.

Federico Riera

domingo, 24 de agosto de 2008

Chau País de Tránsito de Drogas

Durante muchos años, la Argentina fue un país de tránsito para la droga que provenía del norte de América Latina con destino a Europa. Pero eso se acabó: hace poco hubo un tiroteo frente a un importante centro comercial bonaerense y luego asesinaron a tres hombres, supuestamente vinculados al narcotrafico.

Por eso, reproduzco una investigación de Cristian Alarcon, uno de los periodistas más responsables y serios en la materia.

Investigación: la organización narco más poderosa del mundo llegó a la argentina; sus conexiones con forza
Detrás del triple crimen está el cartel de Sinaloa


Su líder, “Chapo” Guzmán, es el nuevo Escobar Gaviria y el hombre más buscado por la DEA. El país, como productor de efedrina de muy bajo costo. La ruta del precursor químico.

La Argentina es sede del cartel de Sinaloa, el más poderoso grupo de narcos de México. Una investigación demuestra que los nueve mexicanos detenidos en un laboratorio de Ingeniero Maschwitz –a quienes los investigadores relacionan con Sebastián Forza como presunto proveedor de efedrina– pertenecen al cartel liderado por Joaquín “Chapo” Guzmán Lorea, el más peligroso de los capos mexicanos y el más buscado por los Estados Unidos. Los investigadores del triple crimen aseguran que Forza mantuvo varias reuniones en el café Tucson del Unicenter con Iber Esteban Corradi, un empresario argentino al que la DEA investiga por ser el presunto nexo entre los carteles mexicanos y los proveedores locales de efedrina.

Lea aquí el artículo completo

¿Culpables? De qué?

Acá subo lo opinado por León Gieco, en un reportaje hecho por el diario Crítica, en referencia a Cromañón:
“No sé qué va a hacer la justicia. Mi pregunta es la siguiente: ¿qué pasaría si mañana aparece un flaco y dice que fue el que tiró la bengala? Va preso, pero a mí ni me da para culparlo, porque no fue a matar a 194 personas. Es un tipo que se equivocó, que tiró una bengala de tres tiros porque el rock barrial se futbolizó. Fue un desastre y lo único que me queda es lamentar esas muertes y los pibes que quedaron averiados. Pero cuando veo que empiezan a echar culpas a éste y al otro, primero empecemos por el principio: nadie quiso que pasara lo que pasó, pero las diferentes causalidades dan ese tipo de accidentes. Hay una falta de responsabilidad desde la habilitación, los inspectores, un par de cosas corruptas y el pobre Chabán que lo tratan como si fuese un asesino y siempre se dedicó a tener dos lugares para tocar rock. Le echan la culpa de 194 muertes por el solo hecho de que nunca hubo ningún control de nada y le vino mejor poner 4.000 personas a 10 pesos y no 1.000 a 40, porque también hay un problema económico en el país. Me cuesta muchísimo entender qué es lo que va a hacer la justicia y de dónde se va a agarrar, porque incluso no va a dejar conforme a nadie, porque una muerte no se puede conformar con nada. Y sigo pensando que cómo les van a decir asesinos a los Callejeros. Yo sigo pensando que es un grupo que toca rock and roll y se acabó. Era un grupo bengalero como eran un montón de grupos. Entonces, Chabán no es un asesino y los Callejeros tampoco. De última, los inspectores tampoco. Son unos irresponsables, pero no son asesinos. Y los corruptos, si hubo una policía corrupta o un bombero corrupto, que cobró cierta guita, tampoco es un asesino, es un corrupto. Pero todo eso dio como resultado una masacre.”

Cancionero trotsko

Un cancionero particular para cantar solo (sino no sería trotsko), en el Bar Acá Sí Que No Se Coge.



Ya podés cantar las nuevas versiones de "Seminare", con estrofas como:

Te doy PO, quieres K
Trosco nunca te voy a dar
lo que me pides.

Te doy IU, quieres MAS
es que nunca comprenderás
a un pobre pibe.

Esos trosco que van a mil
sólo risa te harán sentir
nada más, nada más.

"Presente":
Tengo que comprender
proletarios no había
Los gritos de Ripoll
Aquí terminan

"Yo no quiero volverme tan trotsko":

Yo no quiero salir del problema
Yo no quiero las urnas que queman
Yo tan solo les digo que un papelón
Yo no quiero sembrar la anarquía
Yo apuesto a la troscología
Tengo una asamblea en el corazón

"Hubo un tiempo en que fui trotsko":

Hubo un tiempo que fui trosco
militaba sin parar
entregaba los panfletos
por la universidad

Poco a poco fui creciendo
Mi morral se desgastó
Sigo esquivando la ducha
Y las pompas de jabón

Te encontraré una mañana
en cualquier agrupación
Haremos una asamblea
para dos

Y "Una canción de amor -más trosca que cualquiera"

Se llamaba Vilma y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba troscos tristes,
revoluciones y cosas que no existen.

Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una revolución
y, primero, nos fuimos a rosquear
y, en mitad de una asamblea aparateó.

Lesa humanidad

Por José Pablo Feinmann
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín se produjo un hecho histórico notable: el Juicio a las Juntas de gobierno que implementaron en el país un proyecto de corte genocida. Hoy, eso o se está negando o se pretende –en lo esencial– equiparar los crímenes cometidos desde el Estado con los crímenes cometidos por ciertos grupos civiles que se alzaron en armas alegando fundamentalmente el motivo de la liberación del país de “las garras del imperialismo”, por recurrir al lenguaje que se utilizó. Incluso se esgrime un eslogan que exige una “memoria completa” ante los hechos del pasado. La memoria está bien completa, nada deja ni dejará de lado. Lo que se está juzgando (con enorme cautela y con la resistencia de los medios de comunicación más militaristas de la Argentina, más militaristas que los propios militares) es la responsabilidad del Estado argentino en crímenes de lesa humanidad, que son los crímenes cometidos desde el Estado contra la población, contra la civilidad. Aquí, el que está siendo sometido a juicio es el Estado. Esta tarea empezó en Nuremberg, en 1945, cuando los jueces de los tribunales se encontraron con que, por la dimensión de su horror, no se hallaban tipificados por jurisprudencia alguna. Se fijaron leyes fundamentales. Se anuló la obediencia debida.
Ir al artículo completo

sábado, 23 de agosto de 2008

Hijos de exiliados

A continuación reproduzco una nota que salió en Clarin.com sobre un libro sobre hijos de exiliados...
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Los hijos del exilio: argentinos pero extranjeros
Vivieron o nacieron en el exterior y regresaron por decisión de sus padres. Algunos se sienten argentinos, otros no tanto. En "El retorno de los hijos del exilio", el sociólogo Roberto Aruj se zambulle en las idas y vueltas de esta comunidad que vivió el retorno como recién llegada. Por: María Farber"Para los hijos de exiliados volver a la Argentina no es retorno, aunque estén regresando al lugar donde nacieron", Roberto Aruj a Clarín.com. Por María Farber.
Tienen en común el haber vivido o nacido en el exilio. Regresaron a la Argentina, promediando la adolescencia, por decisión de sus padres y forman una comunidad de orígenes diversos, hermanada por la falta de pertenencia. "Para los hijos de exiliados volver a la Argentina no es retorno, aunque estén volviendo al lugar donde nacieron", explica Roberto Aruj, autor del recién publicado El regreso de los hijos del exilio. "Y lo paradójico es que este país les fue hostil al momento de insertarse".
Aruj, profesor de sociología de la migración en la UBA, ex coordinador del Programa Iberoamericano de Educación, Cultura y Migraciones de la UNESCO, dedicó varios años junto a Estela González, coautora del libro, a buscar a los hijos retornados residentes en Buenos Aires. Encontró a unos 70, pero sólo 40 aceptaron ser entrevistados. "Para muchos este es todavía un tema muy doloroso", explica el investigador. Cuántos son, sigue siendo un interrogante: los números del exilio permanecen desconocidos. En parte porque el registro de migraciones se interrumpió durante la dictadura y porque no hay registros unificados para registrarlas, explica Aruj. "Desconocemos el número de exiliados. Más difícil es saber cuántos son los hijos de exiliados y más aún conocer cuántos de ellos regresaron a la Argentina y cuántos permanecen en el exterior".
Pero entre los que se dejaron encontrar surgió un dato común: para todos el viaje de vuelta representó un paradógico regreso a lo desconocido, más allá de que el 80 por ciento nació en Argentina y sólo el 20 por ciento en el exilio. Volver fue una segunda ruptura. Al llegar tuvieron que reconstruir la pertenencia y no todos lo lograron: sólo el 57 por ciento dice sentirse argentino. Entre los restantes, algunos asumen que su identidad quedó en el país de exilio, o que tienen ambas nacionalidades, o ninguna. La pregunta no despierta una respuesta automática, no es un dato del DNI: es, en todo caso, una reflexión que permanece abierta.
Supieron de una manera u otra, desde chicos, de la persecución que sufrieron sus padres, de los motivos del exilio. Ahora, con 15, 20 años vividos en Buenos Aires, el 35 por ciento de los entrevistados considera que la sociedad argentina es autoritaria y el 47 por ciento piensa que es conformista o cómoda o egoísta o despreocupada o negadora de su propia historia. Sólo el 17 por ciento opina que esta es una sociedad democrática. Por otra parte, el 80 por ciento acuerda que las instituciones democráticas no definen un ser social democrático. Por otra parte, el 40 por ciento de los hijos de exiliados se involucra con algún tipo de organización: en ocasiones política pero no partidaria, de derechos humanos, gremial o artística, y el restante 60, que no participa de ninguna, plantea Aruj, probablemente no lo haga a instancias de descreer de los espacios de participación existentes.
La integración a la Argentina, para los hijos, estuvo complicada. En el colegio no resultó fácil explicar el acento. Después, a la hora de salir a buscar trabajo, de acuerdo al relevamiento de Aruj, muchos prefirieron no hablar de las verdaderas razones del tiempo transcurrido fuera del país. Una de las fórmulas habituales en este caso fue decir que el motivo de la "estadía" en el exterior fueron los estudios de los padres. Ahora, el 18 por ciento está desempleado. El 34 por ciento trabaja en el sector público, el 25 en el privado y el 23 lo hace de manera independiente.
La pertenencia rota
"Fuimos valijas de nuestros padres", dispara Irupé Christeller 20 años después de su regreso a Argentina desde Italia, donde ella y su familia vivieron exiliados durante 10 años. No quería volver, "pero volver era obligatorio", dice. El silencio que, ya es sabido, no es salud acompañó a algunos. Irupé recuerda que sus padres le recomendaron no contar. Y, entre el desinterés del afuera por su historia y el miedo que le venía desde adentro, el no decir se convirtió en un cerco insalubre.
El elemento común de esta comunidad está dado por la fórmula de un retorno que no representa un verdadero regreso, sino más bien una partida. Entonces los hijos de los argentinos exiliados se convirtieron en inmigrantes en su país de origen, Argentina. Viven la paradoja de ser extranjeros aquí. "Siempre me sentí un extranjero. Siempre lo decía: nací en Suiza, viví en México...", recuerda Hugo Cabañas, que todavía conserva su nacionalidad suiza, porque hasta ahora tomó la decisión de tramitar la argentina.
La pertenencia llegó, para muchos de ellos, con el encuentro con sus pares a través de la organización Hijas e Hijos del Exilio. "Nos parecemos", dice Cabañas, "Nos vestimos con ropas colorinches, la mayoría dejamos incompleta la facultad y los que no, se recibieron después de los 30. Somos muy solidarios entre nosotros. Estamos para los cumpleaños, los nacimientos, las mudanzas..."
"Para estos jóvenes, muchos de los cuales siguen buscando su verdadera identidad y participando de movimientos que mantienen la 'memoria viva', se hayan integrado o no, tengan la idea de volver a la sociedad desde donde partieron o no sepan cuál es su 'lugar en el mundo', lo que nunca cambiará, es su situación de migrantes forzados", concluye Aruj.

viernes, 22 de agosto de 2008

Homenaje a Paco Urondo

Hoy leo con sorpresa en Clarín que una de las nuevas estaciones de la Línea A, la Puán (no podía ser otra por su cercanía a la Facultad de Filo) estará ambientada con obras de Paco Urondo, periodista de Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y Noticias, y militante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Montoneros, que murió en junio 1976 a manos de la última dictadura militar. "Empuñé un arma porque busco la palabra justa", dijo alguna vez.

Ah, de paso, un link a la Agencia Paco Urondo.




Francisco Urondo nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico y militante político, Paco Urondo dio su vida lunchando por el ideal de una sociedad más justa. "No hubo abismos entre experiencia y poesía para Urondo." –dice Juan Gelman– "corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que van del misterio de la lengua al misterio de la gente. Paco fue entendido en eso y sus poemas quedarán para siempre en el espacio enigmático del encuentro del lector con su palabra. Fue –es– uno de los poetas en lengua castellana que con más valor y lucidez, y menos autocomplacencia, luchó con y contra la imposibilidad de la escritura. También luchó con y contra un sistema social encarnizado en crear sufrimiento." Su obra poética comprende Historia antigua (1956), Breves (1959), Lugares (1961), Nombres (1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga distancia (antología publicada en Madrid en 1971). Ha publicado también los libros de cuentos Todo eso (1966), Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones (1966, teatro); Veinte años de poesía argentina (ensayo, 1968); Los pasos previos (novela, 1972), y en 1973, La patria fusilada, un libro de entrevistas sobre la masacre de Trelew del '72. Es autor en colaboración de los guiones cinematográficos de las películas Pajarito Gómez y Noche terrible, y ha adaptado para la televisión Madame Bovary de Flaubert, Rojo y Negro de Stendhal y Los Maïas de Eça de Queiroz. En 1968 fue nombrado Director General de Cultura de la Provincia de Santa Fe, y en 1973, Director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Como periodista colaboró en diversos medios del país y del extranjero, entre ellos, Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y Noticias. Murió en Buenos Aires en junio 1976, enfrentando a la genocida dictadura militar. "Empuñé un arma porque busco la palabra justa", dijo alguna vez.

Sigue la polémica


Como última cosa que subo del tema por ahora, pongo un texto de Luis D'Elía, sí de D'Elía, de los pocos dirigentes con los que me crucé en la calle el 19 de Diciembre (cuando muchos de los progres y de la izquierda roja estaban 'analizando la situación', tema muy bien reflejado por James Petras unos días después), que estuvo en las rutas y siempre dijo lo que pensaba, aunque muchas veces yo no esté de acuerdo por sus palabras y sus métodos.

"¿Progresismo blanco o nacionalismo popular?

Estamos en el hall del Palacio San Martín, preludiando la llegada de los presidentes de Argentina y Brasil, y entre canapés y alguna copa de Felipe Ruttini, me encuentro con Martín Sabatella, cara a cara, y me descerraja una primera frase que me golpea y me llama a la reflexión: "Mirá, negro, yo creo que el progresismo blanco, permitido por el sistema, no sirve para un carajo…". Me enrosco para adentro, transformándome en una especie de kung-fu de la política, y repitiéndome y repitiendo la frase, que todavía me retumbaba en los oídos, me digo a mí mismo… "pensar que fue el Frepaso y con posterioridad la Alianza la máxima expresión de ese progresismo permitido por el sistema".
Recuerdo que, en general, esos tipos eran honestos, sin grandes convicciones, la mayoría de ellos con educación universitaria. Su estética, un tanto "escuálida", en general son flacos, blancos, siempre de corbata, y de fuerte pertenencia cultural de corte pequeñoburguesa. Modestos administradores, enemigos de cualquier uso semántico que altere la sacrosanta moderación, muy lejos de los pobres, con buenos vínculos con los organismos de Derechos Humanos, lectores del Gabo, absolutamente eclécticos en economía. Más que propensos a "flotar" en política, lo que constituye en realidad su verdadera actitud de fondo, frente a la extendida derrota cultural de las capas medias. Repiten hasta el cansancio que no hay que asustar ni confrontar la derrota citada "en autos", equilibristas expertos, se presentan siempre como alternativistas de centro-izquierda en fastuosas "ligas de caretones", propensas siempre a los cierres por "arriba", lo que explicita un fenomenal desprecio por la participación organizada de la comunidad. Se niegan permanentemente a representar lo sectorial porque ellos, desde su lógica mediática*, pretenden abarcar amplios universos a representar. Empezaron luchando contra las privatizaciones de los noventa y se fueron pidiendo el regreso de Cavallo. Yo, que empecé los piquetes urbanos siendo concejal de esas fuerzas, con toda autoridad digo que la sociedad debe defenderse de igual modo de progresistas y de neoliberales. Siendo un pibe, que recién asomaba las narices en política, cierto día en Laferrére tuve la osadía de preguntarle a un viejo caudillo peronista ya fallecido, don Federico Pedro Russo, ¿qué es la renovación peronista? Y este viejo vizcacha, que pasó de ser el cafetero del municipio a ser electo dos veces intendente, me miró a los ojos, se sirvió medio vaso de vino, lo levantó y me dijo "vea, pibe, esto es peronismo". Acercó el vaso a un chorro de soda, lo levantó, lo puso ante mis ojos y me dijo, "vea, pibe, esto es la renovación peronista".
Me llenó de orgullo y esperanza escuchar a Cristina denunciar con mucha sencillez a aquellos que quieren un gobierno light, o sea un gobierno que no haga ruido, que baje su agenda transformadora, y que debilitado, quede a expensas de los poderosos. Necesitamos recrear un nacionalismo popular y transformador (si digo "revolucionario" se van a asustar las clases medias), basado en la memoria, la verdad y la justicia, en la defensa irrestricta de los soberanos intereses nacionales, en la integración latinoamericana que nos lleve a tener Parlamento, fuerzas armadas, moneda, banco y ductos únicos, como soñaron los padres fundadores. Necesitamos proteger nuestros recursos energéticos y naturales, ponerle fin a la extranjerización y concentración de nuestros trescientos millones de hectáreas. Debemos desmonopolizar y democratizar nuestros medios de información. Es menester romper con la autonomía de nuestros bancos centrales como una imposición inaceptable de los organismos financieros internacionales. Debemos incluir en los beneficios de la nacionalidad a millones de hermanos que todavía claman en la indigencia y en la pobreza. Estos programas que construyen la felicidad de nuestro pueblo y en los que ya mucho ha rodado nuestro gobierno nacional, hoy están llenos de acechanzas y peligros. Nuestra suerte política no puede quedar en manos de consultores de comunicación o de progresistas que creen que la política solo es una rémora estética. Necesitamos hombres y mujeres llenos de convicción, de amor a la patria, y de una férrea voluntad revolucionaria, que estén alejados de cualquier cálculo especulativo, tanto en lo personal como en lo comunitario, que estén dispuestos a darlo todo a cambio de patria. Por eso la disyuntiva de hierro que hoy nos convoca es progresismo blanco permitido por el sistema o nacionalismo popular revolucionario, aggiornado en los tiempos, pero nutrido de la visión política y la perspectiva de Irigoyen, de Perón, de Eva Perón, de Scalabrini Ortiz, de Jauretche, de Juan José Hernández Arregui, de John William Cooke, y tantos otros. También tenemos nuestra estética, que va desde la hermosa pendeja militante de la universidad hasta las gordas de nuestros comedores comunitarios, desde los jóvenes de la Cámpora hasta la murga "Los soñadores del Tambo". Todos, absolutamente alejados de la estética "escuálida" y de los estúpidos yuppies de la city.
En la década de los noventa, los traidores nos tildaban de nostálgicos, hoy intelectuales como Beatriz Sarlo, nos dicen que es un error convocar a Jauretche para intentar leer los tiempos que corren. Nos plantean sociedades descerebradas, sin pasado, sin historia, sin memoria, sin conciencia nacional. Hablando de traidores (y ojo que me refiero al corredor de fórmula uno), en el día de ayer me tocó vivir una paradoja fenomenal: mientras Néstor Kirchner recibía a Reuteman en Olivos, para recomponer la relación, yo visitaba el Palacio de los Tribunales convocado a una indagatoria judicial, a explicar los resabios de nuestra defensa irrestricta del gobierno de Cristina Fernández. Según muchos progresistas, los movimientos sociales les afeamos sus listas.
¡Qué va 'chaché!
Luis D'Elía
Presidente de la FTV "

viernes, 15 de agosto de 2008

¿Peronismo? Sí, peronismo

Como era de esperarse, trajo polémica el artículo de Caparrós... aquí un comentario en un blog amigo. "¿Peronismo? Sí, peronismo"


Por P.E.

"Caparrós escribió en la contratapa del diario Crítica de hoy que "el peronismo ya no existe" (...) "un movimiento o partido que puede ser tantas cosas es tan confuso que no es nada: no existe" (...) "La mayor muestra del poder del peronismo es que creamos que existe, y que sigamos usando esa palabra". Ante estas afirmaciones diría que, en realidad, el que no existe es Juan Domingo Perón, no el peronismo. Cómo terminar con el eidos, con la idea. "Las ideas no se matan", dijo un genial viejo fascista en Facundo... Seguir leyendo en el blog amigo"

¿Peronismo?

Así como subí el artículo sobre la clase media argentina, subo este de Caparrós sobre peronismo. Me parece qeu aporta a un debate, más allá de que no esté de acuerdo con la mayoría de las cosas que se dicen.

"¿Peronismo?

El peronismo, si existiera, sería como dios: el responsable de este país-desastre. Es una suerte que no exista. Por Martín Caparrós

15.08.2008

Siempre pensé que si fuera fiel ferviente seguidor de un dios me dedicaría más que nada a negar su existencia. Haría de todo: expondría sus contradicciones para desprestigiarlo, le lanzaría desafíos para menoscabarlo, difundiría novedades de la ciencia para desmentirlo, me pelaría el upite para que nadie creyera que Él existe. Todo por Él, para Él, de puro feligrés. Es que hay autorías que es mejor negar: como si alguien pensara en defender la influencia de Bilardo en la invención del antifútbol, de Tinelli en el estilo de la televisión criolla, del comisario Lugones en la renovación de los sistemas de tortura. A nadie se le ocurre. De la misma manera, si yo creyera que un dios –mi Dios– es responsable de este mundo de mierda, lo negaría por todos los medios: trataría de evitar que lo hicieran responsable de este desastre que vivimos. El verdadero creyente simula ser ateo –como yo-, y eso hace que los ateos seamos siempre sospechosos.

Digo, porque el amigo Artemio López me escribió hace unos días en estas páginas que hay que "asumir sin rodeos que la única 'identidad política realmente existente' es el peronismo, justicialismo o como quieran llamarlo, da igual. Lo lamentamos, entre otros, por el compa Caparrós, al que sabemos algo agobiado, pero Todos Peronistas es la consigna del momento", dice, celebra. Me preocupo por él: si yo fuera fiel ferviente peronista me dedicaría más que nada a negar su existencia, disimularla, minimizarla todo lo posible. El peronismo ha gobernado 18 años de los últimos 20 y lleva más de medio siglo como la fuerza política decisiva en la Argentina. El peronismo, si existiera, sería como dios: el responsable de este país-desastre. Es una suerte que no exista.

–Ah, me va a hacer la del ateo. Ya decía yo que al final usted era peroncho.

–No, no se confunda.

–Vamos, peruquita, peronio. ¿Qué se cree, que me va a tomar por pelotudo?

Cristina K. lo había entendido en su discurso inaugural. Entonces fue una peronista astuta y no dijo ni una vez –ni una vez sola– la palabra peronismo. Pero después se asustó y se le pasó, volvió a esas fuentes cual cántaro cantarín. Y ahora, de nuevo, dale con el bombo.

Pero el peronismo ya no existe. No existe por pura falta de sentido. Si una palabra no significa nada –si no se sabe qué significa, si significa demasiadas cosas, esa palabra no funciona y tiende a desaparecer. Si perro quisiera decir mamífero carniza de ojos tristes, engaño socarrón, adolescente que ese día se quedó sin plata, cuarto planeta del sistema solar de la vigésima de Andrómeda, la hojita que al caer produce en su refrote contra el suelo un chistido que recuerda vagamente al canto gregoriano, el segundo órgano sexual, empleado perserverante, atropello violento con los codos y venticuatro más, nadie diría perro porque no está diciendo nada. Hablar es poner en acto un pacto: yo digo uch y vos sabés que uch significa más o menos uch; para que una palabra sirva tiene que significar poquitas cosas. Peronismo no cumple con este pacto: con éste tampoco.

Una designación política que designa, según lugares y momentos, a un general populista nacionalista macartista o una guerrilla socialista nacional o unos privatizadores liberales proyanquis furibundos o unos caudillos provinciales hambreadores clientelistas o unos conservadores populares sin demasiado pueblo o unos socialdemócratas demócratacristianos redistribuidores que no redistribuyen y tantos tantos otros; que nombra al mismo tiempo a Menem Duhalde Cafiero Scioli Kirchner Kirchner Rodríguez Sáa Firmenich Moyano Duarte Reutemann D'Elia Favio Iglesias Walsh designa tanto que no designa nada. Un movimiento o partido que puede ser tantas cosas es tan confuso que no es nada: no existe.

Pero ellos tratan de hacernos creer que sí: todavía suponen que les interesa, les conviene. El peronismo es un engaño, un arma: les sirve a los autodenominados peronistas para convencernos de que son parte de lo mismo y, por lo tanto, los demás deberíamos considerarlos como un todo, votarlos como un todo, temerlos como un todo. El peronismo, al final, es el 60: una línea de colectivos que en realidad son muchas. Todas tienen el mismo color, el mismo número, pero una va a Tigre, otra a Escobar, una va por Ayacucho, otra por Libertad, y todas se pintan igual, aunque sean tan distintas. Así lleva a sus clientes, entregados, apiñados, a cualquier lado, el peronismo.

Los autodenominados peronistas lo saben pero no quieren reconocerlo, claro. Entonces te dicen que el peronismo existe y se define porque los autodenominados tienen en común su voluntad de poder, su sapiencia en el logro y uso del poder. Es cierto: el poder político suele usarse para organizar sociedades de tal o cual modo; ellos en cambio organizan sociedades del modo que sea necesario para tener poder. Pero si el peronismo es eso entonces llamémoslo nietzschismo o ambición o codicia.

O están los autodenominados que conceden que el peronismo, claro, no es una definición política pero sí un sentimiento. Siempre pensé que la política no era un sentimiento sino un modo de conseguir que más gente viva mejor –o peor, según quién y cómo se ejerce. Y que es un conjunto de decisiones, de entusiasmos, de procedimientos, de entrega y de inteligencia. Pero decir "un sentimiento" es evitar cualquier discusión política: no tienen que explicar a quién representan, cómo, para qué, a quién tratan de beneficiar o combatir: no, alcanza con hablar de tradiciones y sensaciones y los que no lo entienden son amargos, gorilas o intelectualosos. Es curioso que hayan podido currar tanto tiempo, compañeros autodenominados, con pavada semejante. Y que tantos sigamos aceptándolo.

Por ahora, la mayor muestra del poder del peronismo es que creamos que existe, y que sigamos usando esa palabra. Eso es lo curioso: para los demás, para lo que no lucramos con esa palabra, decir peronismo, hablar de peronismo, es una debilidad, una concesión. ¿Por qué tenemos que darles el changüi de seguir aceptando que existen, que son uno, cuando todo muestra que no es cierto?

Quizás algo podría cambiar, en la Argentina, si dejáramos de hacerles el favor de llamarlos como ellos dicen que se llaman, si decidiéramos no usar esa palabra que no sirve como palabra porque designa cualquier cosa, que sólo les sirve a ellos para buscar poder, y empezáramos a llamarlos por sus diversos nombres. Algo podría cambiar, insisto, si tratáramos de llamar, alguna vez, las cosas por su nombre".

jueves, 14 de agosto de 2008

Vuelve la Rosca

Para quienes lo pedían, ahí va una anecdota política que, además, fortalece los tópicos existentes. Para entenderla hay que situarnos en el momento en que Cristina Kirchner era una reina:. Si, ya sé que cuesta. Pero acababa de ganar los comicios con más del 50 por ciento de los votos y se aprestaba a salir al escenario para dar su primer discurso como presidenta electa. La esperaba su marido, Néstor, presidente en funciones, para darle un fuerte abrazo que simbolizaría el triunfo de un matrimonio de más de 30 años.
Todo estaba planeado al detalle: inmediatamente después, el locutor llamaría al vicepresidente electo, Julio "Traidor" Cobos, a que se uniera al festejo y, recién luego, al entonces vicepresidente y por entonces gobernador electo de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Pero el motonauta Scioli algo aprendió en 15 años de política y horas antes del momento crucial contrató al locutor para que sea parte de sus festejos bonaerenses. "Luego te llevamos al acto de Cristina, si Daniel va a ir", le habran asegurado la voz oficial de un canal famoso, que hacía de partener en aquella noche de victorias. Pero el diablo, perdón, Daniel, metió la cola y el locutor anunció primero a Scioli y después a Cobos, que se quedó desconcertado, como cuando Fernando de la Rúa no sabía para dónde se salía del estudio de Marcelo Tinelli. Alberto Fernández gritó una y otra vez, pero nada, el ahora t no subió al escenario hasta escuchar su nombre, y Néstor y Cristina lo abrazaron como nunca, como no lo hicieron en toda su gestión y no lo harán más.

Un problema de corrupción o de salarios

La Asociación por los Derechos Civiles presenta "El precio del silencio", un informe sobre las restricciones financieras y regulatorias a la libertad de expresión en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Honduras, Perú y Uruguay. elaborado en conjunto con la Iniciativa Pro Justicia de la Sociedad Abierta , de Nueva York.
La verdad es que el informe está bien, pero yo no estoy de acuerdo con el enfoque: creo que son los salarios bajos los que obligan a los periodistas a ser empresarios, es decir, a buscar pautas publicitarias para tener un programa de radio o televisión, y así un segundo sueldo. Lo mismo, creo, ocurre con los medios: la fragilidad financiera los obliga a ser rehenes de los auspiciantes.
Por lo tanto, considero que si los diarios vendieran más ejemplares y los periodistas cobraran mejores salarios, habría menos dependencia. Es decir, la corrupción es la consecuencia y no la causa. Además, me parece que se trata con mucho más duro a los gobiernos que a las empresas a la hora de juzgar su presión hacia los periodistas y medios. La verdad es que el rol de empresas como Telefónica, Repsol y Unión Fenosa es asqueroso cuando ejercen lobby. Ah, cierto que el lobby no es presión... o acaso quién financia a las ongs y a la mayoría de los becarios en España.

La autocrítica que no llega

Hoy en el Diario Clarín se publica un artículo sobre la polémica que desató en el ambiente del rock en nuevo disco de Callejeros, en el que se presentan como víctimas, según el matutino. Lo cierto es que no se vislmubra que nadie haga una autocrítica sobre el rol de los medios previo, durante y después de la tragedia. "Los diarios mienten a diario y no entendés como la gente sólo compra noticias al revés", diria Patricio Fontanet. No sé, es sana la autocrítica dentro del rock, pero algo perversa si sólo es en el ambiente del rock.
Dice Clarín: "Callejeros editó a mediados de julio Disco escultura, su quinto disco y segundo luego de la tragedia de República de Cromañón. Antes de que comience el juicio que determinará cuál es su nivel de culpabilidad y cuál el de Omar Chabán, la banda muestra un abanico limitado de temas que se legitiman luego del 30 de diciembre de 2004: las odas anti policía, los cuestionamientos al poder y a los medios y el repudio a la corrupción en general, que operan como alegato previo al 19 de agosto, cuando ese proceso judicial se inicie".

martes, 12 de agosto de 2008

Obama, el menos malo

Siguiendo con la mania de publicas cosas no propias y no nuevas, aquí va una nota de Juan Gelman sobre Obama (El Menos Malo), publicada en Página 12.

Las bases demócratas más progresistas han empezado a quejarse de Obama y visitan la desilusión por lo que llaman su inesperado “giro al centro”. El candidato republicano John McCain promete ocuparse de la amenaza iraní mediante “duras sanciones multilaterales fuera del marco de la ONU” y el demócrata declara que hará “todo lo que esté a su alcance para impedir que Irán obtenga un arma nuclear. Todo”. Pareciera que los dos pertenecen al mismo partido o que el mismo profesional les redacta los discursos. En este punto, el que gane las elecciones de noviembre presidiría algo así como el tercer período de Bush.
En el 2007, Obama votó contra la ley de protección de EE.UU. que amplía el alcance del espionaje ilegal al que se somete al propio pueblo norteamericano, siempre en razón de la sedicente “lucha contra el terrorismo”. A fines del mes pasado, defendió una reforma de esa ley que sigue otorgando impunidad en la materia a las empresas de telecomunicaciones contratadas por la Casa Blanca. A continuación, manifestó su desacuerdo con el fallo de la Corte Suprema que impide la aplicación de la pena de muerte a los violadores de niños y mujeres. En cambio, estuvo de acuerdo con la decisión de la Corte de derogar la ley que prohibía portar armas en Washington DC y que contribuyó notoriamente a disminuir los crímenes en la capital estadounidense. Esto no le ganó el apoyo de la poderosa Asociación Nacional del Rifle, que destinará 15 millones de dólares para hacer campaña contra Obama, pero causó desaliento en ciertas filas demócratas, por cierto las menos influyentes.
Está claro que el muy probable candidato demócrata a la presidencia abandona a un sector de poco peso de su electorado natural para pulir una imagen centrista que le atraiga votantes indecisos. No parecería necesario en un país que padece un gobierno desprestigiado –cuenta con la disconformidad del 65 por ciento– y el presidente menos querido de su historia: se ganó la desaprobación del 72 por ciento de los interrogados en una reciente encuesta de AP-Ipsos. El 76 por ciento estima que EE.UU. se encamina en la dirección equivocada y ese índice aumenta mes a mes (http://www.comcast.net/, 19-6-08). “Si pudiera recomenzar mi vida –decía Groucho Marx–, cometería los mismos errores, pero antes.”
La intención de voto favorece hasta ahora a los demócratas por un 41 por ciento contra el 32 por ciento de los republicanos y Obama y McCain se han pronunciado por el intervencionismo en política exterior. Con algunas diferencias: el primero adoptaría una posición más realista y pragmática que el segundo, partidario de que las tropas norteamericanas “permanezcan cien años en Irak si es necesario”. En este tema la diferencia de posturas es fundamental: Obama ha reiterado que las retirará en un lapso de 16 meses. “Siempre escucharé el consejo de los comandantes en el terreno –declaró–, pero finalmente soy la persona encargada de tomar las decisiones estratégicas” (http://www.pol%c3%adtico.com/, 3-7-08). Ni más ni menos.
Hay fuertes contrastes en los programas de ambos candidatos en materia de política interior. McCain es partidario de privatizar la seguridad social, a lo que Obama se opone rotundamente. El primero nada quiere saber con el aborto, excepto en caso de violación o incesto. El segundo considera que es una cuestión que se debe resolver entre médico y paciente. El republicano se propone dejar intacto el actual sistema de salud pública, caro, injusto y discriminatorio. El demócrata aboga por un sistema de salud abarcador que sería obligatorio para los niños y voluntario para los adultos. En la cuestión crucial de la elección de jueces de la Corte Suprema, McCain la desea más a la derecha todavía y Obama se inclinará por magistrados de mente más abierta. Y un asunto central: los impuestos.
El candidato republicano se manifestó contra la reducción de los impuestos en el 2003, pero hoy la apoya con fervor, acepta el déficit que entraña y preconiza un aumento considerable de los gastos de guerra; todo esto asegurará un presupuesto deficitario a lo largo de años y años. El demócrata elevaría los impuestos a las grandes fortunas e impodría una distribución equitativa de esas cargas. McCain prefiere la posición de Bush y Obama adopta la posición demócrata tradicional de favorecer –en cierta medida– a las clases medias y a los grupos de menores ingresos. Lo cual explica la contradicción que sufren sus partidarios progresistas.
El conocido periodista Jason Rosenbaum, por ejemplo: “Trabajaré para elegir a Obama porque es el candidato que probablemente producirá el cambio que quiero. Pero apenas sea elegido, me convertiré en su crítico para tratar de que se oriente hacia la izquierda”. “Ni por un segundo creo que Obama o el Partido Demócrata traerán necesariamente todo el cambio que necesitamos”, agrega con escepticismo algo esperanzado (The Huffington Post, 28-6-08). Como tantos otros, Rosembaum votará por el que considera el menos malo. Nada nuevo bajo el sol.

San Jauretche


Excelelente artículo de opinión en Crítica, puesto junto a una brillante tapa de Barcelona. Los publicaciones no nuevas, pero super actuales.

OPINIÓN
Vergüenza de clase
Jamás se me ocurriría mandar a la concha de su madre a la clase media que puteaba a los piqueteros porque la hacían llegar tarde.
Alejandro Seselovsky

06.08.2008
Jamás, de ninguna manera, se me ocurriría mandar un poquito bien a la concha de su madre a la clase media de Buenos Aires. Inflo el pecho para decirlo: mi clase media. La que ahora se siente satisfecha de sí misma cuando boquea con suficiencia su nueva y tan saludable proclama: ¡Qué bien Cobos! La clase media que puteaba a los piqueteros del hambre porque la hacían llegar tarde a la terapia y que ahora se compra la banderita y va al acto del campo para sentirse solidaria, para sentirse una hermana federal. La que lee La Nación en la barcito de GEBA y que siente que Grondona ya fue, pero qué bien este Joaquín Morales Solá, cómo piensa. O lee Crítica de la Argentina, y entonces lo que piensa es qué bien el gordo, cómo le pega a estos turros. La que de ninguna manera se espanta con los negros que llegan en los camiones del conurbano pero en el fondo preferiría que hubiera menos camiones, menos negros y de paso menos conurbano. Así, de un plumazo, que no hubiera: por qué tiene que seguir habiendo. La que putea a los chicos del call center cuando el celular no le manda bien los mensajes de texto. La clase media que en el 95 votó a Menem porque se quería seguir yendo a Nueva York con los 1000 pesos de su salario dolarizado mientras rosarinos desclasados carneaban vacas sobre la avenida Circunvalación o neuquinos expulsados de sus empleos tras la privatización de YPF cortaban caminos en Cutral Có, pero que cuando le tocaron los plazos fijos sintió que lo que le estaban tocando era el culo, y salió a cacerolear porque con el hambre de gente que vive en esos taperíos no sé, pero con los plazos fijos no se jode.
Esa mezquina, desmemoriada, garca, egoísta, autoindulgente, vigilante y un poco bastante gallina clase media que se indigna con la marca de la cartera de nuestra señora presidenta, que ve allí, en esa exaltación del consumo por el que muere mil veces, los grandes males de la patria. Y entonces se sube con la virgencita a gritar Argentina, Argentina y le estampa un beso a Luciano Miguens y le agradece por defendernos del gobierno que le cae mal: cuestión de piel, ¿viste? Nos cae mal.La clase media vecinalista que está pensando en los destinos del país y que cree fervientemente que nos vamos a ir para arriba el día que saquen a patadas en el culo a todos los cuidacoches de Palermo, porque te rayan el auto y el auto de la clase media es la proyección de un ser supremo nacional, incluso por encima de los plazos fijos, fíjense. En el 82 llenó la plaza porque creía en sus generales y en que la guerra era una guerra ganada y en 2004 le firmó las papeletas al ingeniero Blumberg porque creía que de verdad era ingeniero y que iba a terminar con la inseguridad, esa cosa mala que inventaron los pobres y sobre la cual la clase media no siente que tenga ninguna responsabilidad social, por qué iba a tenerla.
Supongo, como ya ha supuesto el chico Salmón en uno de esos talksongs radiográficos que tiene, que será el destino divino, tan fino, tan occidental y cristiano. Cosmopolita y parisino. Tan típico Matute pero no el de Don Gato. Supongo que el vigilante argento además es barato: además es barato. Y que así deber ser el estilo tan fino, del vigilante medio argentino.
Nací y crecí en esa clase media. La que vive en barrios con poca voluntad de serlo. (San Juan y Boedo es la esquina de un barrio, y no hay Norte que alcance para convencerme de que Laprida y Mansilla es la esquina de otro, mal que le pese a la memoria de Xul Solar). La clase que se siente bien de sí misma porque no se mete en política, nunca se ha metido, siempre fue antiperonista. A esa clase le conozco sus clubes y sus colegios. Yo soy ella, así que no, jamás. Mandarla a la concha de su madre. Cómo se me va a ocurrir.

viernes, 8 de agosto de 2008

China desde adentro


Acabo de descubrir Google Académico, un buscador de artículos periodísticos y académicos de la hostia.


Por eso, les puedo pasar el artículo que les había prometido de Seán Golden.
Valores asiáticos y multilateralismo
Seán Golden
Director del Centro de Estudios Internacionales e Interculturales de la UAB.
Director del Programa Asia de la Fundació CIDOB

Al principio del siglo XVII, y mientras que los primeros misioneros jesuitas europeas llegaron a Beijing (Pekín), donde el emperador chino les concedió libertad de actuación, en Londres se fundó la East India Company, con la clara intención de explotar comercialmente las rutas de la época del “Descubrimiento”. Al mismo tiempo, y mientras que, al imperio Mogul del subcontinente indio, el emperador musulmán Aqbar había decretado una total libertad de creencias, en Roma, la Inquisición quemó a Giordano Bruno por su heterodoxia.

A lo largo de los siglos XIII y XIV el Vaticano había enviado varios emisarios a las cortes de los del imperio Mongol, pero no se establecieron relaciones duraderas ni estables. Aquella fue la época de la dinastía Yuan en China (1275-1368), pero los europeos lo conocieron como Cathay, un país que creyeron ser distinto de la China, descrito por viajeros árabes, como Ibn Batuta (1304-1368). Marco Polo afirmó haber vivido y trabajado allí durante diecisiete años al servicio de Kubilai Khan (1275-1292). Después del cambio de dinastía, de Yuan a Ming (1368-1644), el almirante musulmán chino Zheng He (1371-1433) organizó siete expediciones navales a través del océano Índico, con fines diplomáticos y culturales. Entre 1405 y 1433, visitaron primero a la península arábiga, y de allí descendieron la costa africana, hacía el sur, siguiendo las rutas árabes y chinas ya establecidas, llegando hasta Madagascar. La más grande de estas expediciones reunió más de 300 barcos diseñados para navegar en alta mar (la Armada Invencible reunió unos 130).

Si se hubiera mantenido esta política de exploración, pronto las flotas chinas hubieron dado la vuelta del sur de África, yendo hacia el oeste, y después hacia el norte, dando pie a una historia de Europa y del resto del mundo bien diferente de lo que ocurrió realmente.[1] Los chinos hubieron descubierto Europa. Pero un cambio de emperador puso fin a la política de exploración de Zheng He, y fueron los portugueses, empezando con Bartolomeu Diaz (1450-1500), que dieron la vuelta del sur de África, yendo hacia el este y después hacia el norte, abriendo paso hacia Asia para Europa occidental. Ya que les Venecianos de Marco Polo monopolizaron el acceso a través del Prójimo Orienta, y que el Vaticano atorgó a Portugal el monopolio de la ruta que había descubierta, Colon tuvo que ensayar una nueva ruta hacia el oeste para llegar a Asia, topándose con las Américas por el camino.

Para leer entero:

http://selene.uab.es/ceii/articles/valoresasiaticosymultilateralismo.pdf

jueves, 7 de agosto de 2008

Decrecimiento: ¿oportunidad para la transición postfosilista?

Con el objetivo de seguir sumando elementos al debate, pongo a su disposición también el último tramo del libro “El Crepúsculo de la Era Trágica del Petróleo”, de Ramón Fernández Durán, que se denomina "Decrecimiento: oportunidad para la transición postfosilista y la lucha contra el cambio climático".

"En definitiva, nos encontramos crecientemente embarcados en una 'Guerra Mundial por el Petróleo', en defensa de la hegemonía de EEUU y del dólar, pero también de las actuales estructuras de poder mundial, así como de la civilización urbano-agro-industrial planetaria. Esta guerra, si no hacemos nada, se intensificará cuando atravesemos el pico del petróleo. Lo está haciendo ya. Todo indica que hemos entrado de lleno en la tercera crisis del petróleo, que sin lugar a dudas será la definitiva. Dicha crisis marcará la inviabilidad futura del presente modelo urbanoagro-industrial a escala mundial, y se reflejará con especial intensidad en las metrópolis. La imposibilidad del crecimiento económico continuo a partir de entonces, debido a que el suministro energético será declinante desde ese momento, la primera vez en más de doscientos años, será el mayor ataque que se puede prever a la lógica capitalista de expansión y acumulación constante, y por supuesto a la explosión financiera reciente. Se iniciará pues a partir de entonces el decrecimiento 'sin fin', la Era del Decrecimiento, que cambiará todo y que implicará el colapso progresivo del actual modelo civilizatorio. A partir de entonces quedará claro que el crecimiento exponencial habrá sido un fenómeno transitorio en la historia de la Humanidad (Naredo, 2008). Pero dicho colapso puede ser catastrófico u ordenado, en la transición obligada a un suministro energético decadente. En cualquier caso, es inevitable el paso a estructuras sociales y productivas de un nivel de complejidad e interrelación inferior al actual a escala global. Además, las actuales estructuras de poder, estatales y empresariales (en especial, las grandes empresas transnacionales), serán incapaces de mantenerse en pie, pues se han desarrollado y se basan en un imponente consumo energético.

La adaptación a ese decrecimiento, esto es, a ese nuevo escenario energético declinante, puede ser una oportunidad de oro para caminar hacia Otros Mundos Posibles, si la hacemos de forma equitativa y consensuada, intentando solventar de forma pacífica los conflictos que sin lugar a dudas se producirán (que ya están aquí). Pero también existe el peligro de entrar en un periodo prolongado de caos sistémico, militarismo, guerra y autoritarismo generalizados, de carácter quizás neofeudal y con escenarios tipo Mad Max, si no somos capaces de frenar el camino hacia la barbarie neofascista postmoderna que nos invade. Sin embargo, el pico del petróleo y el inicio del fin de la era de los combustibles fósiles, pueden significar también la sacudida obligada de las conciencias, que es precisa para iniciar transformaciones en profundidad desde abajo, pues mientras no cambien los 'dioses', no será posible cambiar nada. El 'fin de esta vida normal' puede ser un verdadero shock que haga que las sociedades se despierten de su adicción al petróleo. Por eso, el 'No Más Sangre por Petróleo' debería ser el lema que presida el debate, la movilización y la transformación social y productiva en el futuro, pues de él se desprende también la necesidad de caminar hacia una profunda transformación del modelo de sociedad, y de las actuales estructuras de poder estatal y empresarial, pareja a una fuerte reducción del consumo energético. Se han perdido treinta años preciosos para esa transformación desde las últimas crisis del petróleo, y hoy nos encontramos en una situación mucho más difícil aún, es decir, mucho más dependientes de los combustibles fósiles, para iniciar el camino hacia un mundo post-fosilista. El consumo energético mundial se ha incrementado un abultadísimo 70% en este periodo, en su inmensa mayoría de procedencia fósil (Naredo, 2008). Es decir, en algo más de treinta años se han consumido 'casi tanta' energía proveniente de combustibles fósiles como desde el inicio de la Revolución Industrial hasta los años 70 del siglo XX. Además, hace treinta años todavía había un enorme potencial de transformación político-social en el mundo (al calor del 68), y hoy en día para nada es esa la situación, al menos en los espacios centrales. A pesar de ello, si fuera posible, sería conveniente adelantar esa transición, a buen seguro enormemente compleja, para desactivar la loca huida hacia el abismo a la que nos conduce la profundización de la deriva actual.

Además, el decrecimiento y la transición postfosilista es también la mejor forma de luchar contra el cambio climático en marcha. De reducir bruscamente, de verdad, las emisiones de CO2. El mejor sitio donde puede estar el petróleo remanente es en el subsuelo. Las 'migajas' de oro negro por las que quieren que nos peleemos. Ese es el verdadero secuestro de carbono, empezar a dejar el crudo bajo la tierra. Aparte de por supuesto no abordar la explotación del crudo no convencional, frenar la expansión sin control de los agrocarburantes, reducir el consumo de gas natural y carbón, al tiempo que vamos abordando la transición hacia modelos de sociedad basados en el único flujo energético estable: la energía solar y todas sus energías derivadas (eólica, hidráulica, biomasa, maremotriz), con carácter descentralizado, de pequeña escala, control popular y sostenible. Las transiciones de matriz energética llevan mucho tiempo, dos décadas como mínimo, y no son para nada sencillas. Pero pasar de una sociedad fosilista a otra postfosilista llevará muy probablemente mucho más tiempo. Ha tardado dos siglos en crearse este monstruo urbano-agro-industrial planetario, y llevará probablemente más de un siglo transformarlo y desmontarlo. Los futuros Mundos Posibles (o más bien Necesarios) serán sin duda (a largo plazo) mucho menos urbanizados, bastante menos globalizados e interdependientes, mucho más localizados, autónomos y descentralizados, sustancialmente menos industrializados, seguramente menos poblados, y con una diversidad y pluralidad de mundos rurales vivos. Pero también deberían ser más justos e igualitarios, y menos violentos y patriarcales que el actual. Como dice Heinberg (2006), habrá que pasar 'de lo más grande, rápido y centralizado, a lo más pequeño, más lento y más localizado; de la competencia a la cooperación; y del crecimiento ilimitado a la autolimitación', lo que nos debería permitir caminar hacia sociedades más equitativas y en paz consigo mismas y con el planeta. No nos queda espacio para desarrollar estas propuestas ineludibles de cambio radical de modelo de sociedad. De nosotros depende pues cómo sea la transición postfosilista, liberadora o no, que hay que iniciar ya".

miércoles, 6 de agosto de 2008

El decrecimiento

Tal como le había prometido a mi amigo Lucas Morando (que publicó un video sobre las consecuencias del crecimiento que había visto "traducido al argentino" hace un mes), subo un texto de Giorgio Mosangini sobre el decrecimiento, un concepto desconocido en América Latina pero muy difundido en Francia e Italia. Lo que me lleva a pensar, justo ahora que los países subdesarrollados están creciendo, que América Latina intenta reindustrializarse con la sustitución de importaciones, que China e India multiplican día a día la cantidad de personas que acceden a la clase media, y que Europa entra en varias crisis (la del ladrillo por la imposibilidad de construir por siempre, la de la deslocalización de empresas, la de la falta de acceso al agua y el encarecimiento del petróleo) hay que decrecer... No sé, es una idea genial, pero no la podríamos haber aplicado durante la Revolución Industrial del SXVIII? Quizás habría que redistribuir el crecimiento entre los países del Norte y los del Sur.


"Así como para el crecimiento no todo tiene que crecer, para el decrecimiento no todo tiene que decrecer. Lo que tiene que disminuir es el consumo de materia y energía, es decir, principalmente el PIB. Eso nos lleva a la valoración en los ámbitos de la producción. ¿Qué hay que producir? ¿Por qué? ¿Para qué? El decrecimiento defiende el rechazo a la valoración estrictamente económica y monetaria que domina nuestras sociedades. Disponer de otros criterios de valoración (sociales, ecológicos, etc.) es indispensable para salir de la lógica de crecimiento.

El valor económico no puede ser el único y su omnipotencia en la ideología del crecimiento lleva a la mercantilización de las personas y de la naturaleza. El crecimiento, el PIB, mide exclusivamente la producción de bienes y servicios (allí entra todo, desde la producción de un coche hasta los gastos necesarios para cubrir los costes médicos vinculados a los accidentes de tráfico o las actividades económicas asociadas a paliar los efectos de la contaminación del parque automovilístico). El PIB, el crecimiento, en cambio, es incapaz de medir y valorar la justicia social o la conservación de la naturaleza.

El reto del decrecimiento es aprender a producir valor y felicidad reduciendo progresivamente la utilización de materia y energía. Así, no se trata de una receta, sino más bien de un conjunto de pistas, de caminos posibles para superar todas estas contradicciones. Más que construir una sociedad alternativa concreta, el decrecimiento implica desaprender, desprenderse de un modo de vida equivocado, incompatible con el planeta. Se trata de buscar nuevas formas de socialización, de organización social y económica.

Los posibles caminos del decrecimiento pasan por estrategias y elementos tan diversos como la relocalización de la economía y la producción a escala local y sostenible; la agricultura agroecológica; la desindustrialización; el fin de nuestro modelo de transporte (automóvil, aviones, etc.); el fin del consumismo y de la publicidad; la desurbanización; el salario máximo; la conservación y reutilización; la autoproducción de bienes y servicios; la reducción del tiempo de trabajo; la austeridad; los intercambios no mercantilizados; y un largo etcétera.

Por otro lado, las escalas de reflexión e intervención también son múltiples: el movimiento a favor del decrecimiento tiene que trabajar en la articulación de tres niveles de resistencia: el nivel de resistencia individual, la simplicidad voluntaria; el nivel de las alternativas colectivas, que permiten inventar otras formas de vida para generalizarlas; el nivel político, es decir él de los debates y e las decisiones colectivas fundamentales en la definición de la sociedad".

lunes, 4 de agosto de 2008

El Bicing y los Progresistas a Pedal


Los habitantes de Barcelona tienen entre sus piernas una de las principales contradicciones: hace algunos años se manifestaron en masa contra la Guerra de Irak, pero ahora financian diariamente al Ala Dura de los Neocons estadonidenses. Lo hacen, encima, a través de una política ecologista y progresista, el Bicing. El servicio de Bicing fue adjudicado a Clear Channel, una empresa de Texas que financia el partido republicano de George Bush. La filial en el Estado español tiene la sede central en Madrid, con el nombre de Clear Channel España SLU. Esta depende de Clear Channel International, con sede en los Países Bajos, pero todas ellas están controladas desde San Antonio, en el estado de Texas, en los EE.UU.. Sus máximos directivos son Paul Mayer, Randall Mays y Mark Mays.
Gran parte de los beneficios generados por la multinacional se destinan a la Mays Family Foundation, que subvenciona y patrocina, entre otras cosas, la causa política del partido republicano de los Estados Unidos, presidido por George Bush. colaboraron en la campaña por las presidenciales de 2004 y también lo hacen en la actual carrera por llegar a la Casa Blanca. Desde las 1200 emisores de radio local que controla esta gran corporación, también promovieron la participación de la ciudadanía en las marchas de apoyo a la guerra previas a la invasión militar del marzo de 2003.
Ahora, mientras las localidades vecinas a Barcelona pretenden extender el servicio de Bicing, los sindicatos denuncian la explotación laboral a la que son sometidos sus empleados.

sábado, 2 de agosto de 2008

El Rol de los Medios en la Dictadura II: Carlos Eichelbaum

¿Qué rol cumplieron los medios durante la dictadura?

Los medios durante la dictadura cumplieron un rol de meros transmisores de las políticas públicas y los discursos diseñados por el régimen. Salvo muy escasas excepciones, los medios masivos se disciplinaron ante un aparato represivo que era muy fuerte y cumplieron con ese rol.

¿Y qué beneficios crees que obtuvieron por cumplir ese rol, tuvieron beneficios económicos?

Hubo sociedades fuertes, hubo negocios y medios que crecieron mucho, Clarín, por ejemplo. Durante la época de la dictadura, aunque no era un negocio iniciado durante esa etapa, se consolidó mucho el tema de papel prensa, que fue uno de los grandes negocios de los medios en la Argentina. En general se consolidaron como agentes de publicidad, lo que le permitió a Clarín ir creciendo en el copamiento del mercado del diario.

¿Crees que se hizo una autocrítica sobre el rol de los medios en la dictadura?

Ninguna.

¿Les aportaría algo hacerla ahora?

No, no les aportaría nada. En realidad no sé si les aportaría, pero en todo caso no forma parte de la lógica de los medios. Los medios siguen teniendo una relación con el Estado, no importa que la jueguen de opositores o de medios relativamente próximos al Gobierno, siguen teniendo una serie de negocios que dependen en buena medida de la buena voluntad del Gobierno para mantener una relación, y el Gobierno sigue siendo un Gobierno que tiene una lógica de sociedad con los grandes grupos económicos que son los medios y sigue manteniendo la lógica de los 90’ de respaldar su gestión en sociedades con los grandes grupos económicos. Hay una funcionalidad incluso en el juego de medios opositores.

¿Cómo es esta funcionalidad?

La oposición que ejercen los medios es siempre muy relativa. Son roles opositores que tienen sus limitaciones en este tipo de cosas, en acuerdos por abajo relacionados con negocios.

¿Cumplen ahora los medios alguna función social?

Los medios cumplen siempre una función social en la medida en que tienen que ver con la sociedad de control. Los medios son los transmisores del discurso y la agenda pública.

¿Cómo crees que es comparable el rol que cumplieron durante la dictadura con el que cumplen en la democracia?

El diseño de país en el que los medios tienen este rol es un diseño que tiene sus bases en la época de la dictadura, que fue una etapa de gran disciplinamiento capitalista que continuó en los gobiernos constitucionales del 83’ para acá. Hay matices. Hay sectores del poder económico que fueron ganadores en una etapa y son perdedores en otra, pero es una disputa en el seno de los sectores más concentrados de la economía. No es un cuestionamiento a un modelo de país que acumula una enorme concentración de la riqueza.

De alguna manera los medios que se consolidaron en la dictadura lo hicieron tanto en el discurso como en lo económico, al igual que otras empresas no periodísticas.

Claro, generalmente se da un proceso simultáneo de gran concentración de medios que tiene que ver con el surgimiento de grandes grupos económicos.

¿Por qué crees que apenas se devino la democracia no se planteó una autocrítica por parte de los medios desde la sociedad, y además quedaron bien parados?

Porque, salvo una pequeña etapa muy chica del gobierno de Alfonsín, donde hubo algún nivel de confusión respecto del modelo, lo que se consolidó a partir de la llegada de Sourrouille al Ministerio de Economía es ese modelo que se había labrado antes de la democracia, que camina con una evolución de ejes de acumulación mas o menos lineales que después en la etapa de Menem tienen una especie de explosión, que continúan con De la Rúa y después, con la crisis de 2001, con Kirchner lo que se da es un replanteo de que sectores del poder económico son los hegemónicos. Antes de Kirchner eran el sector financiero y las privatizadas y ahora son los exportadores y algunos grandes grupos nacionales como Techint o trasnacionales con un gran interés en la Argentina como Repsol.

viernes, 1 de agosto de 2008

El Rol de los Medios en la Dictadura

Volviendo un poco a lo que significa el oficio de ser periodista, transcribo aquí dos charlas que mantuve hace más de un año con dos periodistas que no son de los que se hablan en las escuelas de periodismo, pero que tienen el respeto de todos en las redacciones. Oscar Raúl Cardoso, experimentado periodista de internacionales (a la derecha de su pantalla tienen un link a su blog, Afuera y Adentro), y Carlos Eichelbaum, especialista en peronismo, entre otros muchos temas políticos. La idea en aquel entonces era hablar sobre el rol de los medios durante la dictadura, un tema que está aún vigente porque no hubo autocríticas al respecto. Para no abrumarlos, pongo primero la de Oscar Raúl Cardoso.


¿Qué rol cumplieron los medios de comunicación durante la última dictadura?

En la mayoría de los casos, en la más piadosa de las evaluaciones, socios del silencio. Estamos hablando de las empresas, porque en el terreno de los periodistas tenías una gama que iba desde el silencio en desagrado hasta el ser colaboracionista. Pero las empresas fueron, efectivamente, socias del silencio hasta que comprendieron, alrededor de la Guerra de Malvinas, que el régimen se desmoronaba y, como hacen siempre, tomaron distancia.

¿Por qué la sociedad no lo percibió así?

Es algo que a mi todavía me resulta asombroso, cómo las sociedades decidieron no cobrar ningún precio por esa complicidad, que fue mucho más intensa que en otros casos. Los diarios brasileños después del golpe en los 60’ tuvieron dentro de sus redacciones censores militares y cada vez que levantaban un material lo remplazaban por una receta de cocina o con una foto de un animal salvaje, dando testimonio, diciendo ‘este espacio estaba dedicado a una información que no quieren que ustedes conozcan’. En el caso de Argentina no hubo censores militares en los diarios: hubo una volitiva cooperación de las empresas, sumada en algunos casos a la militancia pro régimen de algunos comunicadores.
Lo que me llama la atención es que de arranque los medios estuvieron en condiciones de travestirse, tomar distancia y resultar creíbles. Ustedes van a las encuestas de 1974, 1985, van a encontrar que en general el periodista tenía un nivel muy alto de credibilidad y de confianza pública que no se condice con la acción en los años del régimen. Yo creo que esto es porque los diarios aprendieron rápidamente a despegarse y comenzaron a descifrar la realidad: empezamos a enterarnos de los detalles de lo que sucedía en esos años –todo el mundo sabía más o menos lo que pasaba— y los diarios supieron cumplir esa función de decodificar esa realidad, con lo cual se les asignó un prestigio inmerecido que los medios aprovecharon, y aprovechan aún hoy, para hacer intentos encubiertos de reemplazar a los poderes tradicionales: son jueces, son legisladores.
De esto hay que buscar explicaciones más profundas de las que estoy dando yo, pero por primera vez en el horizonte, ayer estaba leyendo una encuesta entre los jóvenes que hizo una de las cátedras de sociología de la Universidad de Buenos Aires, el periodismo está poco menos que destruido en la credibilidad, esto es entre jóvenes. Así que me parece que hay un efecto retardado y algún costo empieza a haber para los medios.

Esa cooperación de la que hablas, que fue diferente a la de Brasil, tiene que ver porque fueron socios en proyectos económicos.

Claramente que fueron socios en proyectos económicos. La sociedad argentina había llegado, en medio de la confusión y del caos, a un nivel de pensamiento critico que había que quebrar. Eso es lo que hizo la dictadura: no secuestró y mató a 30 mil personas, sobre todo, y esta es la herencia con la que vivimos, quebró la medula del pensamiento crítico de la sociedad, y en esto la dictadura fue exitosa. Las corporaciones económicas, cualquiera fuera su dimensión –me refiero a las empresas periodísticas—, eran socios y beneficiaron de esta situación.

De qué serviría una autocrítica sobre el rol que cumplieron en el pasado para reposicionarse en la actualidad, si crees que es posible.

ORC: En algunos estudios de opinión, es parte de un fenómeno más grande que no puedo asegurar, creo que el periodismo en general va a tener que iniciar una forma de autocrítica acerca de su rol, no me queda claro cómo. Vamos a ser honestos: esta actitud de socios del silencio es una cosa que después se perpetuó en el tiempo en los gobiernos democráticos, incluyendo este que coopta comunicadores y periodistas vía el dinero. Así que me parece que hay que hacer una autocrítica, que sería bueno, pero no hay ámbito donde se genere hoy alguna forma de crítica responsable acerca de los múltiples roles que cumplió e intenta cumplir la prensa. Pero no va a ser una cosa que los periodistas, no ya las empresas, hagamos por motus propio. Lo haremos si la sociedad nos condiciona a dar explicaciones, y lo hace de forma terminante, vamos a tener que darlas, pero no veo espíritu autocrítico.

Y los medios…

Los medios es mucho más difícil: es un problema de contabilidad y de política. Además qué son los medios. Cuando yo ingresé a Clarín era un diario de una familia, hoy después de 28 años es un conglomerado de negocios, es una corporación. Es una mezcla de la comunicación, con el papel, con el negocio de espectáculos, es imposible para mí determinar. Esto hace que cada vez sea más complejo, por un lado la concentración de la propiedad. No veo a las empresas queriendo explicar nada, ni sintiendo que tienen que explicar nada.
Los medios actúan, bueno lo hacen con la justicia, como sucedáneos de los partidos políticos. La crisis de las representaciones tradicionales también le llegó a los partidos. Y los medios ocupan cuanto lugar vacío les dejes, después la gente los corre, los corrige, pero en principios no hay límites.

Abandonaron ese rol de comunicación…

Son empresas que no tienen que darle cuenta. Lo más importante termina siendo su balance anual, sobre todo cuando diversifican de esta forma sus intereses.

Cree que así como se depuraron las Fuerzas Armadas se puede dar una situación similar con los medios de comunicación.

Las Fuerzas Armadas son un brazo del Estado. No hay manera de hacerlo con la prensa. Una de las cosas que me molesta de Kirchner es este estilo de lamento en su confrontación con los medios, siempre está lamentándose de que es una victima de las líneas editoriales que buscan otras cosas, lo que cual es efectivamente cierto. Pero vos no podes quejarte por algo que buscaste, y no podes llorar frente a cámaras y micrófonos porque no tenés el poder de modificarlo.

No podes extender diez años las licencias y después quejarte…

Exacto, nadie te obligó a hacerlo, es parte del juego. Y no hay facultades como las que tiene como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que digas lo que digas los militares tienen que hacer saludo uno, saludo dos. Esto con la sociedad civil no se puede hacer, aún con los focos de poder económico no se puede ejercer tanta firmeza. Hay un proceso de depuración que se va a cumplir, de hecho de los comunicadores que eran colaboracionistas con el proceso militar quedan muy pocos: se jubiló o se está por jubilar Claudio Escribano de La Nación. Hay un proceso biológico de cierta depuración, y los que vienen más nuevos no tienen ese pecado original. Pero no se puede hacer comprando periodistas, porque todos los gobiernos democráticos han preferido promover la alcahuetocracia frente a la meritocracia. Y la lealtad del alcahuete es la menos efectiva en el mediano plazo.