La frase del ministro de Economía de la dictadura militar, José Alfredo Martínez de Hoz, bien podría aplicarse a la reforma en el gabinete de Cuba, aplicada por su presidente, Raúl Castro. "Con el objetivo de reducir gradualmente su envergadura y elevar su eficacia", el Estado de la isla, entre otros cambios, sustituyó al canciller Felipe Pérez Roque, un joven y a la vez histórico dirigente del Partido Comunista de Fidel Castro, que era considerado el posible recambio generacional.
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